En primer lugar, vamos a conocer en líneas generales en que consiste el metabolismo celular para comprender mejor el post. El metabolismo se podría definir como el conjunto de reacciones químicas necesarias, realizadas por las células para mantener con vida a las células y con ello a todo el organismo.
Las células son la unidad más pequeña que puede vivir por si sola (nace, se multiplica y muere), forman todos los tejidos de nuestro cuerpo y tienen la capacidad de realizar las tres funciones vitales: reproducción, relación y nutrición.
Continuamente intercambian materia y energía con su entorno. La materia y la energía intercambiadas son transformadas en su interior, con el objeto de crear y mantener las estructuras celulares, proporcionando la energía necesaria para sus actividades vitales. Este conjunto de intercambios y transformaciones que tienen lugar en el interior de las células, constituyen el metabolismo.
Ahora vamos a centrarnos en la actividad celular y su función sobre la nutrición.
Como se puede comprobar, según el esquema, entre los objetivos básicos del metabolismo figuran la destrucción o degradación de moléculas y la construcción o síntesis de ellas. Por eso se distinguen dos fases en el metabolismo:
1. EL ANABOLISMO
El anabolismo, o metabolismo constructivo, consiste fundamentalmente en fabricar y almacenar. Contribuye al crecimiento de células nuevas, el mantenimiento de los tejidos corporales y el almacenamiento de energía para utilizarla más adelante. En el anabolismo, moléculas pequeñas se transforman en moléculas más grandes y complejas de hidratos de carbono, proteínas y grasas.
2. EL CATABOLISMO
El catabolismo, o metabolismo destructivo, es el proceso que produce la energía necesaria para toda la actividad que tiene lugar en las células. Las células descomponen moléculas grandes (hidratos de carbono, proteínas y grasas) para liberar energía. Esto proporciona combustible para el anabolismo, calienta el cuerpo y permite que los músculos se contraigan y que el cuerpo se mueva.
En el organismo, la división del metabolismo en anabolismo y catabolismo no se da por separado en el espacio o tiempo. Las células se encuentran siempre en un proceso constante de autodestrucción y autorregeneración que se ve incrementado con la actividad física.
Durante la actividad física, el organismo va a transformar las distintas macromoléculas (grasas, carbohidratos, proteínas) en otras más pequeñas para la obtención de energía. El objetivo de los entrenamientos es optimizar este proceso y conseguir progresivamente una mejor adaptación al tipo de ejercicio que practicamos. Llegando a este punto, es fácil deducir qué, tras el catabolismo provocado por el esfuerzo, las células trabajan en compensar su efecto iniciando un proceso anabólico.
Para que el proceso anabólico sea eficaz, tras el esfuerzo, es indispensable subministrar al organismo los nutrientes necesarios para que las células realicen su función, poniendo especial atención en los primeros 30-45 minutos tras la finalización del ejercicio, donde se produce una gran actividad enzimática para resintetizar glucógeno durante la llamada “ventana metabólica o de oportunidad”.
En las disciplinas deportivas de corta duración, la nutrición se realiza generalmente una vez finalizada la actividad durante las horas siguientes. En cambio, en los deportes de larga duración, también hay que contemplar el aporte de carbohidratos durante la actividad para prolongar al máximo las reservas de glucógeno y retrasar o minimizar la degradación muscular para la obtención de energía.
En el proceso anabólico es fundamental aportar en la alimentación una cantidad adecuada de proteínas al tipo de deporte, sobre todo de alto valor biológico por su elevado contenido en aminoácidos esenciales, no sintetizables por el organismo.
Los suplementos altos en proteína, es recomendable utilizarlos en las dos horas siguientes a la finalización del ejercicio de alta intensidad o larga duración.
Por supuesto, no nos olvidemos del descanso, existen multitud de estudios en los que se aconseja dormir en torno a 8 horas. Durante los ciclos de sueño, nuestro organismo segrega una serie de moléculas que nos ayudará a recuperarnos. Se puede pensar que durante estas horas de sueño se puede llegar al catabolismo al estar en ayunas, sin embargo, el metabolismo durante este periodo es más lento y dependerá en gran medida de si estamos aportando los nutrientes necesarios durante la alimentación diaria.
Miguel Ángel Cervera I Licenciado en Farmacia - Graduado en Nutrición Humana y Dietética
Director Técnico de Infisport