El gasto energético total y la ingesta nutricional nos dan la salida y la entrada de energía en el cuerpo. El balance existe cuando hay un equilibrio entre lo quemado y lo comido. Respecto a lo gastado es necesario tener en cuenta el conjunto del día, y se incluye: el metabolismo basal, el gasto por digestión de alimentos y la actividad física diaria (todo el movimiento diario, no solo el rato de deporte).¹
¿QUÉ DIFERENCIA HAY ENTRE BALANCE POSITIVO Y NEGATIVO?
El balance negativo, comemos menos de lo que gastamos, provoca la pérdida de peso corporal, mientras que el balance positivo promueve el aumento de peso. La sociedad sedentaria actual tiende a balances positivos por exceso de alimento y falta de movimiento, consideradas las raíces de la obesidad. El ejercicio físico aumenta el gasto de energía y, en consecuencia, tiende a promover la pérdida de peso.²
Pero no todo es tan sencillo como lograr un balance negativo, especialmente si se trata de deportistas. A pesar de que existen valores de referencia dependiendo del tipo de actividad física que realizamos, nuestra edad o nuestro peso, cada atleta tiene necesidades energéticas únicas, por lo que la planificación y evaluación nutricional deben ser únicas.³ Reducir la ingesta energética provoca que disminuya la disponibilidad de energía.⁴ Es decir, si le echamos poca gasolina al motor, esté tenderá a ahorrar energía.
¿CÓMO SE CALCULA EL BALANCE ENERGÉTICO?
Para conocer el balance debemos analizar la ingesta nutricional y el gasto calórico. El segundo concepto puede obtenerse mediante pruebas como la calorimetría, o con estimaciones de la frecuencia cardiaca en relación con el consumo máximo de oxígeno (Vo2máx). Las mediciones en el campo deportivo no son tan precisas como las técnicas de laboratorio.²
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE EN EL DEPORTE?
En cualquier actividad deportiva, y salvo momentos puntuales no debe haber un desequilibrio energético ni positivo ni negativo. Si es favorable, los deportistas ganarán peso y por lo general, perderán la capacidad de optimizar su energía, especialmente en deportes de resistencia. Sin embargo, si es negativo el rendimiento se verá mermado.⁵ Siempre que se planteen estas situaciones debe ser un proceso supervisado por profesionales.
La baja disponibilidad de energía, puede provocar la triada de los deportistas por un déficit energético (más frecuente en mujeres. Recomendamos leer el articulo relacionado que publicamos sobre la Triada de la mujer deportista). Cuando se consumen calorías insuficientes, pueden aparecer problemas fisiológicos como irregularidades menstruales, gastrointestinales, cardiovasculares u óseos. Se sabe que las conductas alimentarias desordenadas y los trastornos alimentarios ocurren con frecuencia entre los deportistas de élite, especialmente en aquellos deportes con categorías de peso o con un componente estético.⁵
Además del total de calorías, es fundamental asegurar un aporte equilibrado de nutrientes, pues cada uno cumple una función indispensable para el buen funcionamiento del organismo. Para conseguir un rendimiento deportivo óptimo, resulta tan importante asegurar la energía necesaria con la ingesta de carbohidratos como la de proteínas, sin olvidar las funciones de las grasas saludables, vitaminas y minerales que también deben formar parte de nuestra alimentación diaria.
¿Y PARA LA PÉRDIDA DE PESO?
Como hemos visto, el balance negativo para personas sedentarias promueve la pérdida de peso. El ejercicio es una herramienta indispensable para lograr esta situación y ayudar al manejo de la obesidad. Es una herramienta que a menudo se subestima, los profesionales de la salud deberían comprender mejor que el ejercicio es realmente una medicina y explotar sus características únicas.⁶
Bibliografía:
1 Westerterp, K. R. (2018). Exercise, energy expenditure and energy balance, as measured with doubly labelled water. Proceedings of the Nutrition Society, 77(1), 4-10.
2 Cavalcanti-de-Albuquerque, J. P., & Donato Jr, J. (2021). Rolling out physical exercise and energy homeostasis: Focus on hypothalamic circuitries. Frontiers in Neuroendocrinology, 63, 100944.
3 Burke, L. M. (2001). Energy needs of athletes. Canadian Journal of Applied Physiology, 26(S1), S202-S219.
4 Haakonssen, E. C., Martin, D. T., Burke, L. M., & Jenkins, D. G. (2013). Energy expenditure of constant-and variable-intensity cycling: power meter estimates. Med. Sci. Sports Exerc, 45(9), 1833-1840
5 Logue, D. M., Madigan, S. M., Melin, A., Delahunt, E., Heinen, M., Donnell, S. J. M., & Corish, C. A. (2020). Low energy availability in athletes 2020: an updated narrative review of prevalence, risk, within-day energy balance, knowledge, and impact on sports performance. Nutrients, 12(3), 835.
6 Petridou, A., Siopi, A., & Mougios, V. (2019). Exercise in the management of obesity. Metabolism, 92, 163-169.
Jaime González Mancha I Especialista en entrenamiento y nutrición deportiva.
Redactor Técnico de Infisport
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