El cuerpo humano mantiene una actividad fisiológica constante, incluso durante las horas de sueño. Esta actividad es necesaria para llevar a cabo las funciones que permiten la supervivencia y para su buen desarrollo, son imprescindibles las sustancias llamadas nutrientes contenidos en los alimentos.
En un primer instante, los términos alimentación y nutrición pueden parecer sinónimos, pero tienen significado diferente, quedando definidos como:
ALIMENTACIÓN:
Conjunto de actividades y procesos por los cuales tomamos alimentos del exterior que nos aportan energía y sustancias nutritivas, necesarias para el mantenimiento de la vida. Abarca la selección de alimentos, su cocinado y su ingestión. Es un acto voluntario y consciente y, por lo tanto, susceptible de educación.
NUTRICIÓN:
Proceso fisiológico mediante el cual el organismo recibe, transforma y utiliza las sustancias químicas contenidas en los alimentos. Es un acto involuntario e inconsciente que depende de determinadas funciones orgánicas como la digestión, la absorción y el transporte de los nutrientes de los alimentos hasta los tejidos.
Teniendo en cuenta ambas definiciones, resultara complejo intervenir de manera voluntaria en el proceso de la nutrición una vez ingeridos los alimentos. Sin embargo, si se puede actuar voluntariamente sobre la alimentación con el fin de aportar un equilibrio adecuado entre los nutrientes para optimizar el estado nutricional.
CATALOGACIÓN Y FUNCIONES DE LOS NUTRIENTES
Con la información vista hasta ahora, es fácil entender la importancia que juegan los nutrientes presentes en los alimentos. Los nutrientes se pueden catalogar como no esenciales y esenciales, siendo estos últimos no sintetizables a partir de otros y resultando imprescindible su ingesta a través de los alimentos. Un ejemplo de nutrientes esenciales son algunos ácidos grasos, aminoácidos, vitaminas, minerales, etc...
Por otro lado, los nutrientes también pueden calificarse como macronutrientes englobando a hidratos de carbono, grasas, proteínas y agua o micronutrientes compuesto por vitaminas y minerales. Los primeros (macronutrientes) se encuentran en grandes cantidades en los alimentos mientras que los segundos (micronutrientes) se hallan en proporciones más bajas.
Las principales funciones que llevan a cabo los nutrientes en el organismo son: aporte energético, formación y mantenimiento de tejidos, regulación de procesos metabólicos, así como la formación/mantenimiento del sistema inmunológico y la prevención de enfermedades relacionadas con la nutrición.
Los carbohidratos o hidratos de carbono aportan principalmente energía, órganos tan importantes como el cerebro son auténticos devoradores de glucosa y en determinadas condiciones de actividad física, supone la principal fuente energética. Los carbohidratos solubles fermentables, también aportan “alimento” a la flora intestinal.
Las grasas igualmente tienen una función energética, pero a su vez se emplean para la síntesis de membranas celulares y en varios procesos metabólicos.
Las proteínas tienen una función estructural al participar en la formación y regeneración de masa muscular, así como una función hormonal (insulina, glucagón…), de transporte y enzimática.
El agua funciona como transportador de los nutrientes a las células y eliminación de las sustancias de desecho a través de la orina. Además de ser una molécula imprescindible para la regulación de la temperatura corporal y el equilibrio iónico entre otras muchas funciones.
Por otro lado, las vitaminas y minerales pese a estar en pequeñas cantidades en el cuerpo, son imprescindibles para el buen funcionamiento, jugando un papel clave en la regulación de cientos de procesos metabólicos.
Por todo ello, el organismo necesitara un balance de todos los nutrientes adaptado a sus necesidades, ya que tanto un exceso como una falta de nutrientes puede provocar problemas en la salud.
Con la práctica deportiva se incrementan los requerimientos nutricionales de forma proporcional a la intensidad y frecuencia con la que se realice y dependiendo del tipo de actividad, también varían las necesidades entre los nutrientes.
Por ejemplo, teniendo en cuenta únicamente la intensidad y duración, en los deportes de alta intensidad y corta duración hay mayor exposición al daño muscular que en los deportes de intensidad media alta y larga duración, por lo que las necesidades diarias de proteína son mayores en los primeros. En cambio, en las actividades de larga duración, generalmente se produce un mayor gasto de glucógeno que en las de corta duración.
En el deportista, los hábitos de alimentación juegan un papel determinante sobre el rendimiento deportivo, por lo que ante objetivos de mejora en la disciplina que se practique, es recomendable consultar con un prescriptor especializado para recibir un asesoramiento adecuado a los objetivos de nuestro deporte, protegiendo al mismo tiempo la salud.
Miguel Ángel Cervera I Licenciado en Farmacia - Graduado en Nutrición Humana y Dietética
Director Técnico de Infisport